Un cronopio encuentra una flor solitaria en medio de los campos. Primero la va a arrancar, pero piensa que es una crueldad inútil y se pone de rodillas a su lado y juega alegremente con la flor, a saber: le acaricia los pétalos, la sopla para que baile, zumba como una abeja, huele su perfume, y finalmente se acuesta debajo de la flor y se duerme envuelto en una gran paz. La flor piensa: "Es como una flor". (Historias de Cronopios y Famas - Julio Córtazar)
1.21.2008
1.16.2008
Debo decir -y quiero decir- que no tengo nada para decir.
-¿Te dai' cuenta? Una piensa las cosas y a los días después, llega otro y hace lo mismo... y te jode...
-Sí. ¿Y sabis' por qué pasa eso?... ¡Porque ellos tienen plata y nosotras no!
-Toda la razón... Parece que vamos a tener que trabajar...
-Sí, antes que todo lo que pensemos ya esté hecho...
-Sí. ¿Y sabis' por qué pasa eso?... ¡Porque ellos tienen plata y nosotras no!
-Toda la razón... Parece que vamos a tener que trabajar...
-Sí, antes que todo lo que pensemos ya esté hecho...
1.05.2008
Típico
Y sí, viste, típico de mamá: encuentran tu diario de vida, lo miran, lo toman, hacen como que lo van a abrir y desertan, entonces lo dejan donde estaba. Se dan media vuelta y se retractan, lo toman y sin ningún remordiemiento leen cuanta estúpidez se te haya ocurrido anotar.
Y para qué llorar sobre los vasos ya rotos y los pasos ya dados. Y para qué escribir si nadie lee. Para qué esperar si está todo hecho.
Y para qué tener diario siempre alguien lo lee sin permiso. O es qué será esa gracia de las niñas que escriben diario, las ansias e intriga de saber quien será que entre a hurtadillas en su habitación y se llene de sus palabras. Pero nunca se espera que sea la mamá quien las lea, por eso no escribo diario ni espero que alguien lea.
Hace calor, temporada de Duraznos y Uvas. No hay vasos rotos, ni pasos que dar, ni diarios que escribir. Hay Duraznos rojos por fuera y narajos por dentro, de esos que cuando muerdes te ensucias entero y su jugo corre hasta tu codo.-
Y para qué llorar sobre los vasos ya rotos y los pasos ya dados. Y para qué escribir si nadie lee. Para qué esperar si está todo hecho.
Y para qué tener diario siempre alguien lo lee sin permiso. O es qué será esa gracia de las niñas que escriben diario, las ansias e intriga de saber quien será que entre a hurtadillas en su habitación y se llene de sus palabras. Pero nunca se espera que sea la mamá quien las lea, por eso no escribo diario ni espero que alguien lea.
Hace calor, temporada de Duraznos y Uvas. No hay vasos rotos, ni pasos que dar, ni diarios que escribir. Hay Duraznos rojos por fuera y narajos por dentro, de esos que cuando muerdes te ensucias entero y su jugo corre hasta tu codo.-
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