1.05.2008

Típico

Y sí, viste, típico de mamá: encuentran tu diario de vida, lo miran, lo toman, hacen como que lo van a abrir y desertan, entonces lo dejan donde estaba. Se dan media vuelta y se retractan, lo toman y sin ningún remordiemiento leen cuanta estúpidez se te haya ocurrido anotar.
Y para qué llorar sobre los vasos ya rotos y los pasos ya dados. Y para qué escribir si nadie lee. Para qué esperar si está todo hecho.
Y para qué tener diario siempre alguien lo lee sin permiso. O es qué será esa gracia de las niñas que escriben diario, las ansias e intriga de saber quien será que entre a hurtadillas en su habitación y se llene de sus palabras. Pero nunca se espera que sea la mamá quien las lea, por eso no escribo diario ni espero que alguien lea.
Hace calor, temporada de Duraznos y Uvas. No hay vasos rotos, ni pasos que dar, ni diarios que escribir. Hay Duraznos rojos por fuera y narajos por dentro, de esos que cuando muerdes te ensucias entero y su jugo corre hasta tu codo.-

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